El Surrealismo es un movimiento de vanguardia artística creado en 1924 tras el Manifiesto de André Breton, guía espiritual del mismo.
Inicialmente de natura literaria, afecta a todas las artes y se convierte en un estilo de vida que intenta transformar la sociedad burguesa. El Surrealismo es heredero del movimiento Dadá en el uso constante de la provocación y en el deseo de liberar la imaginación del dominio de la razón. Inspirándose en Freud (utilizando sus propias palabras, él se considera “el santo patrón” de este movimiento), los surrealistas creían que la única forma de hacer esto era tener acceso al subconsciente. Su temática es la de los sueños. El arte es un método de conocimiento de la realidad interior, no visible. En cuanto a las técnicas, se privilegia el automatismo (que consiste en el dibujar o escribir sin lógica), la desorientación reflexiva (por la que se asocian objetos extraños en espacios lógicos y realistas) y el dibujo obtenido mediante frotamiento.
En el Manifiesto del Surrealismo (1924), André Breton proclamaba que el método del psicoanálisis era la vía para llegar a la libertad de la imaginación: abandonarse al subconsciente, como ocurre en los sueños, para descubrir nuestra profunda interioridad.
Freud estaba harto de esta incómoda “paternidad” y acusó a los surrealistas de ser “locos integrales”. Pero su opinión cambió al ver las obras del joven Salvador Dalí, llamado Avida Dollars (célebre anagrama acuñado por Breton).
Lo que mayormente atraía a Freud era el considerable dominio técnico del artista y su compleja personalidad: Freud dedujo que algo en el curso de su vida le había tocado desde el punto de vista psicológico. ¡Y tenía razón!
Como ya hemos dicho, tres años antes de su nacimiento el hermano mayor de Dalí murió y, como se parecían “como una imagen refleja en el espejo”, él se identificó cada vez más con su hermano difunto. Dalí sentía la “sombra en descomposición” del hermano, que flotaba en el aire.
Su infancia marcó de manera decisiva su personalidad y su pintura. La blandura de sus figuras, su estado de descomposición, son todos elementos que proceden de su identificación con el hermano muerto.
Su pintura es interesante no sólo porque tiene el fin de sacar a luz las pulsiones del subconsciente y percibir imágenes escondidas bajo la apariencia, sino también porque es casi una autobiografía hermética del artista.
El Surrealismo representaba para Dalí la ocasión para que aflorara el subconsciente, según el principio del automatismo psíquico de Breton. “Automatismo psíquico puro con el que se quiere expresar el funcionamiento real del pensamiento, en ausencia de cualquier control por parte de la razón y más allá de cada preocupación estética o moral”.
Este automatismo psíquico fue llamado por Dalí “método paranoico - crítico”. En su ensayo La conquista del Irracional (1935) Dalí define esta actividad paranoico - crítica como método natural de cognición irracional basado en la asociación interpretativo- crítica de fenómenos delirantes. Las imágenes que el artista intenta reproducir en sus pinturas traen origen de su oscuro subconsciente (la paranoia) y toman forma sólo gracias a la razionalización del delirio (momento crítico).
Se originan también de este método paranoico- crítico los “cajones” de la mente que aparecen en muchas obras de Dalí como Jirafa en llamas (1936-37), la célebre escultura Venus de Milo con cajones (1936) o España (1938). En este cuadro, una mujer desdibujada, está apoyada en un mueble que tiene un cajón abierto, del cual asoma un pañuelo rojo (que simboliza la sangre). La indefinición de la figura alude a la España inmersa en la guerra civil, en busca de su identidad. En su memoria persiste la sangre derramada (el pañuelo rojo que sale del cajón). La nueva España en el futuro tendrá que apoyarse necesariamente en estos recuerdos.
Dalí utilizó estos cajones para representar las teorias psicoanalíticas de Freud y afirmó: “La única diferencia entre la Grecia eterna y la época contemporánea está constituida por Sigmund Freud, que ha descubierto que el cuerpo humano, puramente neoplatónico en la época de los griegos, hoy es lleno de cajones secretos que sólo el psicoanálisis puede abrir”.
Aquí podemos ver a los surrealistas en 1930. Dalí está abajo, segundo por la izquierda y André Breton es el primero de arriba por la derecha.
Inicialmente de natura literaria, afecta a todas las artes y se convierte en un estilo de vida que intenta transformar la sociedad burguesa. El Surrealismo es heredero del movimiento Dadá en el uso constante de la provocación y en el deseo de liberar la imaginación del dominio de la razón. Inspirándose en Freud (utilizando sus propias palabras, él se considera “el santo patrón” de este movimiento), los surrealistas creían que la única forma de hacer esto era tener acceso al subconsciente. Su temática es la de los sueños. El arte es un método de conocimiento de la realidad interior, no visible. En cuanto a las técnicas, se privilegia el automatismo (que consiste en el dibujar o escribir sin lógica), la desorientación reflexiva (por la que se asocian objetos extraños en espacios lógicos y realistas) y el dibujo obtenido mediante frotamiento.
En el Manifiesto del Surrealismo (1924), André Breton proclamaba que el método del psicoanálisis era la vía para llegar a la libertad de la imaginación: abandonarse al subconsciente, como ocurre en los sueños, para descubrir nuestra profunda interioridad.
Freud estaba harto de esta incómoda “paternidad” y acusó a los surrealistas de ser “locos integrales”. Pero su opinión cambió al ver las obras del joven Salvador Dalí, llamado Avida Dollars (célebre anagrama acuñado por Breton).
Lo que mayormente atraía a Freud era el considerable dominio técnico del artista y su compleja personalidad: Freud dedujo que algo en el curso de su vida le había tocado desde el punto de vista psicológico. ¡Y tenía razón!
Como ya hemos dicho, tres años antes de su nacimiento el hermano mayor de Dalí murió y, como se parecían “como una imagen refleja en el espejo”, él se identificó cada vez más con su hermano difunto. Dalí sentía la “sombra en descomposición” del hermano, que flotaba en el aire.
Su infancia marcó de manera decisiva su personalidad y su pintura. La blandura de sus figuras, su estado de descomposición, son todos elementos que proceden de su identificación con el hermano muerto.
Su pintura es interesante no sólo porque tiene el fin de sacar a luz las pulsiones del subconsciente y percibir imágenes escondidas bajo la apariencia, sino también porque es casi una autobiografía hermética del artista.
El Surrealismo representaba para Dalí la ocasión para que aflorara el subconsciente, según el principio del automatismo psíquico de Breton. “Automatismo psíquico puro con el que se quiere expresar el funcionamiento real del pensamiento, en ausencia de cualquier control por parte de la razón y más allá de cada preocupación estética o moral”.
Este automatismo psíquico fue llamado por Dalí “método paranoico - crítico”. En su ensayo La conquista del Irracional (1935) Dalí define esta actividad paranoico - crítica como método natural de cognición irracional basado en la asociación interpretativo- crítica de fenómenos delirantes. Las imágenes que el artista intenta reproducir en sus pinturas traen origen de su oscuro subconsciente (la paranoia) y toman forma sólo gracias a la razionalización del delirio (momento crítico).
Se originan también de este método paranoico- crítico los “cajones” de la mente que aparecen en muchas obras de Dalí como Jirafa en llamas (1936-37), la célebre escultura Venus de Milo con cajones (1936) o España (1938). En este cuadro, una mujer desdibujada, está apoyada en un mueble que tiene un cajón abierto, del cual asoma un pañuelo rojo (que simboliza la sangre). La indefinición de la figura alude a la España inmersa en la guerra civil, en busca de su identidad. En su memoria persiste la sangre derramada (el pañuelo rojo que sale del cajón). La nueva España en el futuro tendrá que apoyarse necesariamente en estos recuerdos.
Dalí utilizó estos cajones para representar las teorias psicoanalíticas de Freud y afirmó: “La única diferencia entre la Grecia eterna y la época contemporánea está constituida por Sigmund Freud, que ha descubierto que el cuerpo humano, puramente neoplatónico en la época de los griegos, hoy es lleno de cajones secretos que sólo el psicoanálisis puede abrir”.
Aquí podemos ver a los surrealistas en 1930. Dalí está abajo, segundo por la izquierda y André Breton es el primero de arriba por la derecha.
¿Has visto la Casa-Museu Salvador Dalí? Es un sueño, de verdad.
RispondiEliminaNo, todavía no..¡pero me gustaría muchísimo! Si la has visto por favor dime qué te ha llamado más la atención :)
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